Homenaje a la obra de la coreógrafa alemana Pina Bausch, quien en 1973 asumió la dirección de Ballet de Wuppertal a la que inmediatamente decidió cambiar el nombre por Tanztheater Wuppertal, con la intención clara de ampliar y transgredir los límites de las disciplinas artísticas. Desde entonces, sus «piezas» se han convertido en una genealogía de los comportamientos vivos.

En esta oportunidad la directora de la Compañía Quantum, Gimena Torti Romairone, reúne un grupo de artistas de la ciudad, para dar vida a este homenaje y celebrar la invaluable fuente de inspiración que generan las obras de esta gran artista.

Se trata de una puesta escénica de más de 20 artistas de diversos lenguajes como la danza, el teatro, el cine y la música, confluyendo en un decir común a través de los cuerpos que son convocados a danzar. La obra muestra el trabajo de cuerpos diversos y la potencia de lo colectivo que pulsa por la expresión de una danza en donde todes pueden ser parte.

El objetivo de la investigación escénica fue resignificar la frase de Pina: «una caricia también es danza». Con este impulso creativo e inspirador, una compañía de teatro-danza al sur del sur, intenta trascender los territorios corporales y geográficos, transformando las miradas y sentires sobre el hacer de la danza.