¿Qué está primero: la locura o la soledad?

No hay borde en la voz de esta mujer que dice haber nacido vieja y sola, que no encajó en su casa ni en su tiempo, que tras caminar sin atrás, sin qué ni quién, construye con piedras un “no-lugar” que no es casa ni jaula, playa ni acantilado. No es lugar alguno pero es suyo; el amor y el derrame, la virtud y el problema, la infancia vieja y lejana. Un no-lugar para permanecer y bailar sin que nadie vea.
La soledad es, en Escollera Real, como el silencio; un terreno de posibilidades donde no hace falta moverse para existir.